El genial acordeonista argentino Raúl Barboza ofrece en su disco “Invierno en París” un repertorio que grabó a dúo con el fallecido guitarrista Horacio Castillo en la capital francesa, en la que vive.
El disco comienza y termina con dos versiones distintas del tema que da título al álbum, la primera más melancólica, inspirada en la dureza de los inviernos en Europa, y la segunda más alegre, con más color, asegura el artista que exportó a Francia la música chamamé, folclore musical de Corrientes, la provincia argentina de sus padres. “Invierno en París” se grabó en un sólo día, gracias al entendimiento musical entre Barboza y Castillo. Juntos iban a realizar una gira para presentar el disco en Argentina, y aunque la misma se realizó, Raúl decidió no reemplazar al guitarrista y se acompañó solamente con el percusionista Cacho Bernal.
En cuanto al tracklist, quiero destacar un par de detalles. “Lágrimas de Curuzú”, compuesta por el padre de Raúl, Adolfo Barboza, y dedicada a la ciudad correntina de Curuzú Cuatiá. Hay dos temas vinculados con Brasil, dado que la provincia argentina de Corrientes limita al este con ese país, y su cultura está muy comunicada: de ahí el “Brasilereando” y el tema de homenaje al músico brasileño Luiz Gonzaga, que incluía chamamé en su repertorio. Es para subrayar la emocionante y estremecedora versión de “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla… es la primera vez que Barboza graba un tango en sus discos, y no es casualidad que sea esta obra maestra de Astor. Cuando hace casi 25 años Barboza emigró a Francia buscando vivir de su arte, sólo llevaba en sus bolsillos una carta de recomendación del bandoneonista. Eso le abrió las puertas a su exitosísima carrera en Francia y desde allí al resto del Mundo.
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